Exijo mi derecho
mi derecho a la contemplación.
Al ojo mágico de lo humano
lejano a la ciencia de lo objetivo.
Lo quiero mío
desde mi origen hacia el sentido
desde mi vorágine sellado
y enterrado en lo habitual.
Destrozar la cadena impuesta
por la felicidad vana
de ser un individuo mas
en la selva ciudadana y grís.
De un abandono injusto
y una muerte que fue mía.
Limpiar de mi arte los vicios
que infectaron mi sangre ayer.
Y retornar
al principio básico de unos pocos.
Saciar mi atormentada sed
a través de la raiz del silencio.
Oir el llanto armónico
decorado en el poema olvidado
e implorar un perdón inmerecido
a mis ojos que vieron lo invisible.
1 comentario:
esto es lo que demanda con fuerza y hasta fiereza una voz segura de su camino
ojalá muchos lograsen expresarla con esa vehemencia sin atropellar sus lenguas
bien Rodrigo, tu duende brilla y me gusta como lo has plasmado
felicitaciones
Publicar un comentario