Será cerca del mar
en la arena arisca de algarrobo
donde inspiré mi autonomía
por vez primera.
Un invierno despejado
que enfríe mi atardecer.
Ojalá sin flores ni espejismos
sin palabras que no oiré.
Los restos solo de mis manos
y mis ojos que poco vieron.
El resto que siembre la tierra
y de fruto en abundancia.
Con la risa de una gaviota
o el susurro de las olas
mi alma libre recorrerá
el paraíso entre ambos mundos.
Y se llevará
tantos amores muertos
y dichas desterradas
a otras eras inefables.
Mi memoria muerta en su fin
descansará
de sus palabras repetidas
y sus sueños desgastados.
La lengua mordaz callará
y perderá su filo
que con sufrimiento vengó
su saliva marchita.
Mas mi risa y mi canto
lo poco y nada que entregué
de consuelo y vida
a aquellos pocos
será mi nexo con lo humano
lo que me hizo digno de ser
de inspirar la alegría
y llorar mi muerte.
1 comentario:
esa trasmutación arroja esperanzas en la voz del hablante, que así sea, que todo cambio siempre nos lleva a nuevos estadios y nuevas eras
un abrazo y feliz semana
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