Hoy no hay luces.
Un viento se las lleva.
Un viento las eleva.
Y las ofrece a los astros.
Hoy no hay fragmentos,
solo arena uniforme
ordenada en castillos
por infinitas mareas.
Los deseos se aquietan,
algunos en lo alto
otros bajo el agua,
robados por cangrejos
Me equilibro en el mar,
mientras logro estirarme
siguiendo los fulgores.
Hermosos resplandores
Las luces se van,
me queda el viento
Los olas me atan,
me quedo en el centro.
Una mano va tanteando
hasta tocar el cosmos
La sensación familiar,
me da valor.
Puedo sentir la noche
en la punta de mis dedos.
Levantó mi otra mano.
Percibo un pulso nítido.
Ahora que soy una vara
que se estira sin cortarse,
voy expandiendo el miedo
con las luces de mis deseos.
Hasta convertirme en hilo
Y dormir en el huracán.
Atardecer en la isla de Ko Lanta - Tailandia
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