me retumba tu presencia.
Tus ojos almendrados me miran
en la comisura de las esquinas
y me cuestionan
el tiempo, la hora, la salud.
Tu piel canela se arruga a veces
pero la reconozco en una sonrisa triste
me gusta verte cada día.
No te extraño.
No me haces falta.
Me gusta amarte como se ama el cielo
seguirte en una nube
soñarte con las estrellas.
Cómo extrañarte si no te vas
enraizada en la médula de mi vida
proyectas imágenes en cada cosa
y te miro
sonrio
y vivo otro día mas.
A veces te miro de la mano de otro
un pasajero agradecido
que es guiado por tu arroyo
y agradezco la espina.
Me gusta amarte desde el dolor
y sonreir
por tantas memorias que estan ahí
en las vidas de otros.
Mi cuerpo se encorva con su peso
ya no es ligero en tu canción
que aun oigo antes de dormir.
Me gusta oirte por las noches
besarte en mi imaginación
desde la lejanía.
Donde mi amor se volvió eterno
para tí
por si llegases a volver
por si llegase a morir despues.