26 de octubre de 2025

Vasija

Hoy hablaré de cosas abstractas.
Los cristales tras los parpados cerrados
que veo cuando hay luz tras ellos.
Las líneas que conectan los halos
y los halos que se separan en espectros.
Nítidos, se unen sobre mi cabeza
formando un telar que sostiene las nubes.

¿Será real?
¿Será una fantasía? ¿Será una revelación?
¿Puedo ser ciego y ser testigo de las líneas?
¿O no percibirlas y creer que puedo ver?
Parece una red. Algo las agita.
No es el viento.

Una planta crece en la roca.
Nace crece y muere en silencio.
¿Quién recuerda su semilla?
¿Quién gozará su florecer?
¿Quién llorará su muerte?
No esta sola. Nadie nace solo.
Pareciera, sin embargo, aquí esta.
Un telar la vio nacer.

Voy a recordar algo que olvidé
como el hecho de que lo que esta arriba no esta arriba
y lo que esta abajo puede ir al otro lado.
Voy a jugar a desordenar lo sabido
jugando con la psicosis, como si fuera una ruleta rusa.
Lo arriba va abajo, la tierra está a mi izquierda.
El sonido se percibe con la piel.
Cuidado.
Sostén la razón con una mano,
toma mi mano.

Subo mi apuesta.
Y miraré hacia lo que esta atrás de mis ojos.
Esto es lo que encontré:

Conversatorio
            Explorador
                            Vasija vacía
                                            Vaciarme

Nada.
Un espacio vacío.
Como si fuera una sabana flotando,
que si la quitas desaparece.

Como una vasija.
No veo su contenido, solo la coraza.
Como si las líneas de los halos giraran dentro,
no las veo. Parece vacío.

Así que la invierto.
Vuelco su contenido al piso
como para limpiar un vaso sucio.
No le quedaba casi nada,
unos restos de mate y manchas.
Ya casi no tenía nada.
Pensaba que había mas dentro de mí.
Soy como un aire dentro de telas de género y zapatos.
Tiene sentido. Ya lo sabía.
No lo hace menos hermoso 
sino mas real.

Gratitud.

8 de abril de 2025

Cochamó

 Contemplando una mañana estoy

la orilla

la lluvia

el hielo

y finalmente el agua.

Sentado y silenciado,

me permito dormir las voces para oír a los estados de la materia.

me permito ser en la armonía

de miles de piedras inundadas

ramas amputadas

y hojas derrumbadas

lloviendo desde el cenit

para renacer en la corriente.

Utopía

 Espero no ser visto en el vagón del metro

Ni en el cruce peatonal,

en rincones, plazas o basurales

que se extienden en mi transitar.

Espero pasar desapercibido.


 Espero que los adolescentes a mi lado

sigan absortos en la hiperconectividad.

Espero que el guardia de mirada gris

vea un peatón común en mi lugar

Espero que la puerta no me atrape al cerrarse

o se cierre en mi salida.


Quisiera tener un Dios,

de quien esperar un milagro

y que también me haga transparente.

Que mi materia ahora sean átomos de polvo

y que mi aliento sea el humo de un cenicero.

Flotar a través de las multitudes

sin ser notado,

ni que mi sombra enfríe el viento.


Que cosa mas revolucionaria

e infinitamente sencilla

la de desnudarse del mito

sin ojos persecutores ni cámaras infrarrojas

que noten perturbación en el ecosistema.


Permanecer en un éxtasis de silencio y paz,

en medio de estación Los Héroes,

una sala de clases, o un centro comercial.


Sin consecuencias.

Sin ser castigado con el desprecio,

humillado,

o medicado por la ciencia,

por caminar libre de los criterios

y de cualquier otro deseo que no sea mío.


Poder amar con cada célula

el universo que habito

y mi lugar en aquel ciclo imperecedero.

Dañado, herido, imperfecto.

Que belleza erradicar los fracasos.

Poder reír con lo que muere

y llorar con lo que nace.

23 de febrero de 2025

Contramarea (lado B de la séptima)

Veintitrés de Febrero del dosmilveinticinco


Somos rocas entre las olas.

Arenas entre las huellas.

Cadáveres recién nacidos.


Soy las decisiones que escogí.

Seré las decisiones que escoja.

Fui decisiones obsoletas.


No todas mías.

Pero todas mías.


El rumbo existe,

es solo que las señales están ocultas.

Están en la música, en las personas, en el silencio.

Cuando hallas una señal empiezas a rastrear.

Y así es como nace el rumbo.


Hay tiempo para perderse.

Hay tiempo para caer

Hay tiempo para levantarse

Aun hay tiempo para vivir.

Siempre va a haber tiempo para vivir.

Y para soñar.

Es solo que los sueños van cambiando

las historias se olvidan

y el camino nunca es el mismo al del día anterior.


La fuente no es el pasado.

La fuente es tu cuerpo.

Permitir que mude su piel 

y revelar la nueva con otros diseños y colores.

Permitir que las cosas se transformen,

que envejezcan,

que se gasten.

Y que luego de un tiempo impreciso

terminen muriendo.


Paz.