15 de agosto de 2016

Mujer de agua

El espíritu del agua habitaba en ella.
Que se levantaba sin dormir,
se aseaba sin cuerpo
comía sin boca
y viajaba lejos.

El tiempo se deslizaba entre sus dedos
gastado y cansado.
Sus ojos de manantiales campesinos
veían a traves de la ventana
los mismos campos
las mismas calles
la gente en su rutina
y el verde que se volvía gris.

Piensa
y en la idea se arremolina una vertiente.
El agua cae entre las piedras
helada como la mañana
pesada como su bolso
y vuelve a levantarse desde el suelo.
Un suspiro se escapa
había perdido su idea.

La mujer de agua se deshace lento
en el desierto muerto de Santiago.
A veces me encuentra
a veces tambien reímos.
El agua cae de sus cabellos
mientras espera una lluvia anticipada.
Y cuando se despide
robada por una vida seca
veo crecer la hierba
siguiendo ciega su estela.