Mujer cancionera sin estribillo
compañera del azar y sus destinos.
Cuanto tiempo quema en fuego y frío
a la mirada de tanto recorrido.
No se pueden contar los pétalos
que visten grácil la primavera.
Ni las gotas necesarias en la hoja
para revivir del tallo la alegría.
Probaría de forma exacta
que tu piel sigue encendiendo
a mi caricia.
Y que las bocas del pasado
son marionetas adornadas
por los años.