14 de septiembre de 2009

Intrincación

Existen pocas entidades como tú, y de aquellas pocas, menos son las que comparten el sentido de tu semejanza.

Mis sueños tampoco retratan tu ser. Como todo lo que muere, se rearma con virtudes exageradas y nostálgicas de lo ideal. Y si bien lo creí en el pasado, los hechos claramente registran tu desatino e inmadurez.

Aquella que extraño.

Existe poco, pero de lo poco mucho puedo edificar. Así, morando una atalaya invertida hacia la tierra, soy capaz de apreciar la belleza intrínseca del desengaño y el desamor (quizas solo una fracción, un trocito de amargura que no llega a evaporarse). Si llegan a ser cosas lo que rescato de tí, serían aquellos conceptos trágicos miniaturizados para la vida.

Me basta. Me bastaste.

Y la rabia que llega sin ser llamada, no conduce a tí por mas que de ello te jactes. Siendo un monstruo de juegos emocionales, tus engaños no me quiebran tanto como lo hizo mi ingenuidad.

Si algun día llegase a robar un amor, quisiera que sea un poquito revuelto como el tuyo. De esos que remecen, y que obran por malicia. De esos que me llueven cuando se apaga su tinta.

Lo mas burdo posible, del burdel surrealista de nuestra "ex-comunión".

3 comentarios:

franco ferreira dijo...

a mí me gustó. Criticaré positivamente, porque me dio guste leer esta entrada. Buena pluma, lo que siempre se agradece :)

lichazul dijo...

todos quieren un amor que deje huella
la vida sin ella , es sosa y plana

besitos de luz
felíz dieciocho tiquitiquiti:=)

Anónimo dijo...

Entonces,el texto, te lo regalo.
Es tuyo ahora.




Un abrazo.