
Mi voz no hablaba, gritaba al son de la tornamesa. La tierra era una violencia desmedida, que se apoderaba de mis entrañas y las alzaba hasta la eternidad. Frente a mi, dos letras dominadas por el extasis de la noche de mis sueños. Trance, una palabra que alberga el estado de máxima felicidad a la que puede llegar el amor.
Cerraba los ojos, y mi ser viajaba despidiendose del mundo y sus corrupciones. Lejos del dolor, de la miseria de sentirme parte de un compromiso escrito. Solo yo, y mi espíritu transformado en rave. Algunos buscaban pareja, otros alucinógenos. Algunos solo trataban de atrapar cada instante con el cuerpo... como yo.
Descuidé la tierra, mi cuerpo y mi pasado. Atrapaba las luces con mis pensamientos, y las dejaba escapar para que otro mas las pudiera atrapar. Despertar de los poderes del extasis puede llegar a ser peligroso, mas si recuerdas de golpe que al detener el ritmo, el tiempo retorna a la normalidad, y vuelve a salir el sol.