Es de noche
hay ruidos diversos
el río, los grillos, algo que parece una chicharra,
gotas y geckos.
Insectos, miles de ellos, trepando los alrededores.
No se la hora. Me desvelo.
Y es que pareciera que no hay lecho donde encuentre descanso.
Siento un siseo en mi mente, en forma de voz.
Como un susurro constante, similar al río.
Puedo oír tal turbulencia,
en forma de palabras atropelladas que no pueden ser seguidas por idioma alguno.
Mis labios están sellados
y mis cinco o diez sentidos ocupados,
siendo conducidos inevitablemente al sopor.
Imágenes vienen,
puedo verme en un espejo imaginario
puedo ver mis restos
mi cara resignada y herida,
mis brazos delgados y sin vigor,
mi cáscara opaca.
Agonía reflejada en un espejo de oscuridad y selva
que aparta su mirada frente a la mía.
La noche viene por mi
con el río y sus fantasmas
con el gecko y sus tinieblas
vienen por mí
en forma de lluvia,
en forma de sueño.