A punta de besos marcaría mi nombre en tu historia.
Sencillo y eficaz, cuando tu silueta resuena viva en mi inconsciente. Asimismo, quieta y distraída, tu figura se quema en mi piel y la desvía irresistiblemente al deseo primitivo.
De querer se quiere, mas aun cuando tú no quieres.
En la complicidad de mis pensamientos, en la complacencia magistral del saber, querer y no poder te observo. Y me engañas con ojos de deseo y a la vez inocencia, donde soy víctima de tus ansias negras. Ama y dueña de mi voluntad, me arrastras al fin histórico del hombre, con un atizbo de felicidad antes de caer.
Sencillo y eficaz, cuando tu silueta resuena viva en mi inconsciente. Asimismo, quieta y distraída, tu figura se quema en mi piel y la desvía irresistiblemente al deseo primitivo.
De querer se quiere, mas aun cuando tú no quieres.
En la complicidad de mis pensamientos, en la complacencia magistral del saber, querer y no poder te observo. Y me engañas con ojos de deseo y a la vez inocencia, donde soy víctima de tus ansias negras. Ama y dueña de mi voluntad, me arrastras al fin histórico del hombre, con un atizbo de felicidad antes de caer.
La primavera desata el hambre de las cópulas. Mi atman desciende del plexo solar a las profundidades de Hara, donde la creatividad renace con tu persona. Me embriago de tí y de las dudas de tu existencia. Pues si no existes ¿Para qué es la primavera?
En el vaivén de la imaginación migro de la realidad, por un pequeño instante. Donde presa y cazador intercambian roles a ratos. Allí, donde los sueños se cumplen y las promesas valen, donde el fuego de la eternidad sobrepasa los límites del amor, donde las palabras son caricias y volvemos a ser Dioses. Simplemente allí, por un pequeño instante.
Y luego los peros. Inevitables consecuencias de dañar los límites de la realidad.