28 de septiembre de 2020

Sala de espera 2

Sentado.
Silencioso en una sala de espera.
Mas silencio, de esos tan profundos que el corazón se vuelve caja musical.
En una habitación cuadrada de paredes blancas.
Una puerta cerrada, una silla. Una luz muerta que tiñe todo de frío

Mi mente está habitando el cuadrado.
Con distintas formas, como insectos o helechos tornasol.
Me genera la pregunta absurda ¿como llegue aquí?
Voluntariamente me respondo. Como si se pudiera, bueno, se pudo.

Confluyendo en las ideas me ato en el silencio.
Recuerdos, deseos y experiencias confluyen con mis formas
como si de un sueño se hubieran tratado
como si toda la vida no fuera mas que una experiencia implantada
falsa, acomodada.
Como si hubiera estado en la sala esperando
y me hubieran contado un cuento que terminé creyendo.

Recuerdos de marionetas.
fantásticas proyecciones de mi mirada.
Todos irracionales. 
Recuerdo bloques rectangulares,
cuyas bases se doblan y se enderezan,
avanzando por veredas y tiendas,
mientras comen chocolate y tiran el envoltorio. 
No, no son reales.
¿Qué es real aparte de mí (y mis formas)?
La nada. Que es lo que existe por fuera.
Y lo que existe fuera es la imaginación.

Odio las cosas placenteras
como el sexo el cigarro y la siesta.
El sexo acaba incómodo.
El cigarro se consume y apaga.
De la siesta se despierta miserablemente.
¿Que sentido tienen las cosas efímeras?
¿Anestesiar las ideas?
¿Consumirse a uno mismo?
¿Olvidar? Olvidar todo y vivir nutrido de imaginación.
No se puede (puedo).
No.

Sentir, sentirme acorralado.
Contra un muro blanco, tres mas al frente y lados.
Podría partirme por la mitad y dialogar con otro ser
que sería real.
Como una psicosis auto generada
para evitar la otra, de ser cautivo en el sinsentido.
Crear dos antagonistas
O aún mas, partirme en muchos fragmentos
formar dos equipos de fútbol,
arbitrar mal,
y ver como se sacan la chucha.
Eso si sería real, diversión sin fin y violencia.
Eso es real.

Miro el reloj, que gira contando los palitos.
No creo que la luz se apague
y llegue la noche.
O que el silencio muera 
y llegue la música.
Terminará cuando las ondas cerebrales se aplanen
y quizás otro ser habitará lo que dejé.
Espero que no.

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