Espero no ser visto en el vagón del metro
Ni en el cruce peatonal,
en rincones, plazas o basurales
que se extienden en mi transitar.
Espero pasar desapercibido.
Espero que los adolescentes a mi lado
sigan absortos en la hiperconectividad.
Espero que el guardia de mirada gris
vea un peatón común en mi lugar
Espero que la puerta no me atrape al cerrarse
o se cierre en mi salida.
Quisiera tener un Dios,
de quien esperar un milagro
y que también me haga transparente.
Que mi materia ahora sean átomos de polvo
y que mi aliento sea el humo de un cenicero.
Flotar a través de las multitudes
sin ser notado,
ni que mi sombra enfríe el viento.
Que cosa mas revolucionaria
e infinitamente sencilla
la de desnudarse del mito
sin ojos persecutores ni cámaras infrarrojas
que noten perturbación en el ecosistema.
Permanecer en un éxtasis de silencio y paz,
en medio de estación Los Héroes,
una sala de clases, o un centro comercial.
Sin consecuencias.
Sin ser castigado con el desprecio,
humillado,
o medicado por la ciencia,
por caminar libre de los criterios
y de cualquier otro deseo que no sea mío.
Poder amar con cada célula
el universo que habito
y mi lugar en aquel ciclo imperecedero.
Dañado, herido, imperfecto.
Que belleza erradicar los fracasos.
Poder reír con lo que muere
y llorar con lo que nace.